Una vez que, junto a Néstor y su grupo de amigos, abandonas la ciudad para pasar una tranquila noche de Navidad en plena naturaleza, en un caserón rustico apartado del mundanal ruido, el mundo de Ancestra se va apoderando de ti como lector hasta arrastrarte a “La Nada» Estos son los nombres con que juega el autor para plantear su ficción: “Ancestra” es una comunidad utópica que un grupo de anarquistas intentaron crear en los años previos a la guerra civil; un remanso de ideas, luchas y sueños donde rescatar del pasado y del olvido a todos y cada uno de los antepasados del pueblo. “La Nada” es el nombre de la venta donde pasan estos jóvenes la noche.

La excusa para conocer ambos escenarios, tropezar de forma casual con un enigma que ata a la recién fallecida tía abuela de Néstor, Estrella, a este caserón medio en ruinas y lleno de fantasmas. No fantasmas de sábanas y cadenas, sino aquellos que nos hacen caer en la locura, nublan la conciencia confundiendo pesadilla y realidad, pasado y presente, aun a riesgo de truncar nuestro futuro.

Este enfrentamiento entre pasado y presente es perfilado por el autor, jugando con dos estilos muy distintos a la hora de narrar: los diálogos son frescos, ágiles, dinámicos, cargados de sentido del humor e ironía y una narración donde saboreamos una prosa cargada de metáforas, tenebrista, en la más perfecta línea de la clásica literatura gótica que contribuye a crear esa atmósfera de angustia y opresión que amenaza al pobre Nestor.