Sobre el libro

Manolo Royo se paseó por la Puerta del Sol por aquellos días en que los Indignados tomaron la calle, hartos ya de unos políticos que no sirven a la sociedad, sino a sí mismos, y escuchó las propuestas, los debates e incluso alguna insensatez. Descubrió que en la Puerta del Sol todas las chicas le parecían bellas y comprendió que había que meditar sobre ese fenómeno político y social. De esa meditación surgió su comedia más divertida, Jubiloflautas, en la que dos hombres maduros, con jubilación anticipada, se dedican a meditar en tono de humor, con ironía y a veces sarcasmo, sobre la realidad de este país que algún día fue España. El debate de estos dos jubilados indignados nos hace pensar: ¿Por qué el teatro paga más IVA que el porno? ¿Cuál es la diferencia entre un político y un ladrón? ¿Los chicos actuales se jubilarán de becarios? ¿La palabra de un caballero sólo sirve cuando puede ser encarcelado? ¿Quién ha organizado esta crisis de diseño para esclavizarnos? ¿Los diputados no ven cómo están dejando el país porque se lo impiden los cristales ahumados de sus coches oficiales? Y no menos importante: ¿Por qué le compramos ropa a ese empresario para el que cosían cientos de mujeres en España, a las que dejó en paro para que le cosan esclavas en Marruecos o Asia?

Entre la sonrisa y la risa, Manolo Royo nos lleva a meditar para cambiar ya el estado de las cosas.

Lectura

Lectura: Jubiloflautas de Manolo Royo

Sobre el autor

Es uno de los humoristas españoles más populares de las últimas décadas. Su ya extensa carrera profesional arranca en el mítico circo de los hermanos Tonetti, pasa por ser tenor en La Corte del faraón, por sus monólogos humorísticos en TVE en más de 300 programas, por ser actor en series televisivas y cine, por actuar en las más famosas salas de fiestas de toda España haciendo lo único que sabe hacer: humor irónico e inteligente. Ha publicado libros como Manólogos, Para parar el paro (prólogo de José Luis Coll), Zumo de neuronas (prólogo de Camilo José Cela), Nuevo diccionario de la gramática parda, Sueños… y bostezos, Cómicos colegas, Sonreír ante de dormir, Jubilado… ¡pero no muerto!, o El club del monologuista, entre otros. Hay quien afirma erróneamente que es un hombre del Renacimiento, sin darse cuenta que llevaría varios siglos muerto.

Fuente: Manolo Royo