Angelina Lamelas

1935, Santander, Cantabria

SOBRE EL AUTOR

Perteneciendo a una familia con nueve hermanos, pronto descubriría su capacidad para fabular. Cursa estudios de Magisterio y en 1957 viaja a Madrid, donde estudiará la carrera de Periodismo. En 1962 comienza a publicar artículos literarios en el diario Ya y en la Agencia Logos. En 1965 se casa con Francisco Fúster, compañero de promoción, y tiene dos hijos, Fernando y José Antonio. En 1971 publica su primer libro de relatos en la editorial La isla de los ratones de Manuel Arce. Luego le seguirán otros libros de cuentos, poemarios y cuentos infantiles. Durante veinticuatro años compagina la enseñanza con la literatura. Escribió junto con su hijo José Antonio Fuster, escritor y periodista, A dos manos. Incluimos la reseña completa de Ángel Vivas porque consideramos que define bien el estilo de Lamela: En la historia de la literatura son frecuentes los casos de hermanos escritores (las Brönte, los Machado, los Goytisolo …) y también de padres e hijos (los Panero, los Cela …). Lo infrecuente, sobre todo en el segundo caso, es que se produzca una buena colaboración. La tentación de matar al padre suele planear sobre los escritores. No es así en este libro; quizá porque el progenitor es la madre. Este volumen escrito a dos manos, como reza su título, es una muestra feliz de esa colaboración. El juego no consiste en escribir los cuentos conjuntamente, sino en enfrentar los de una y otro. El juego (permítasenos la expresión) reside en la complicidad establecida, en que el lector vea las diferencias entre dos generaciones del mismo tronco. Ambos autores, madre e hijo, son narradores de raza; y eso se ve desde las respectivas páginas introductorias, tan sabrosas como muchos de los cuentos que vienen a continuación. Los de Angelina Lamelas están llenos de una sutil ironía (más eficaz por sutil), de cierta nostalgia, de gusto por la oralidad (tan de agradecer en los cuentos; en esto ha habido maestros ilustres, como Zamora Vicente), de agudas observaciones sobre el mundo que nos rodea y las flaquezas de los seres humanos. Sugieren más de 10 que dicen, y dejan un regusto absolutamente agradable en el lector; con frecuencia, una sonrisa pensativa. Son cuentos muy bien medidos (a los cuentos hay que medirlos, como a los versos) para lograr el efecto deseado. Los de J. A. Fúster llevan un poco más allá el absurdo de las situaciones, entran más en lo puramente disparatado, el humor es más descarado y los juegos con el lenguajes más atrevidos. Diríamos que los de Fúster agarran al lector por el cuello y los de Lamelas le llevan de la mano. Dos maneras igualmente legítimas de tratarle. El buen lector sabrá apreciar las dos. Desde noviembre de 2006 firma una sección titulada Donmiguel en el semanario digital Chesterton que dirige su hijo Jose Antonio Fuster. Para niños ha creado un personaje que protagoniza varios de sus cuentos, una perruca llamada Dika. Los libros cuentan las travesuras que hacen el animal y su dueño, un chico que prefirió tener mascota antes que ordenador. En 1971 ganó el Premio Hucha de oro de cuentos infantiles (ex-aequo con el escritor Medardo Fraile) por Jonás. En 1990, recibió el Premio Clarín de cuentos por Un sombrero en el zaguán que otorga la Asociación de Escritores y Artistas Españoles (AEAE). En 1994 el Premio de Narración Breve de la UNED por El Paraíso deshabitado. En 2002 el II Premio Alfonso Martínez-Mena que concede el Ayuntamiento de Alhama de Murcia por Calle Maipú.


Fuente: per-can.com


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