En su obra «1939, La Venganza de Hitler» David Solar sigue la trayectoria del dictador, lanzado desde 1918 a preparar la venganza de la derrota alemana en la Gran Guerra y de las limitaciones, penalizaciones y servidumbres impuestas por los Aliados en la Conferencia de Versalles.
No consintió que ningún obstáculo se le interpusiera: ni leyes, ni tratados, ni acuerdos, ni fronteras, ni promesas, ni la palabra empeñada… nada significaba todo eso para él, que sólo adoraba la fuerza, el poder y la venganza.