Yo si hablaría de un estado de ánimo. Yo necesito un estado de ánimo que normalmente es un estado de ánimo de serenidad. También comprendo que se escriba desde el grito, desde el clamor, desde la crisis, desde la desesperación, pero en principio mi literatura y sobre todo la poesía nace de esa búsqueda de la plenitud de ser.
Antonio Colinas nació en La Bañeza, ciudad con la que, a pesar de su trayectoria viajera, siempre ha seguido en un muy estrecho contacto. Poeta, narrador, ensayista, traductor, crítico literario, su obra ha estado siempre abierta a otras culturas, por lo que ésta posee un claro y profundo sentido de universalidad. A la vez, dicha obra siempre tiene sus raíces en su tierra natal. Fiel a la fusión -por él tan defendida siempre-, entre la experiencia de vivir y la experiencia de escribir, entre poesía y vida, su obra literaria no se podría explicar sin su experiencia vital, que pasa -como ha analizado muy bien el profesor José Enrique Martínez, autor de En la luz respirada, la edición crítica publicada en 2004 por la editorial Cátedra- por largas estancias en diversos ámbitos culturales, en los que ha aprendido y con los que ha dialogado, como el sur andaluz (Córdoba), Madrid, Milán (Italia), Ibiza (Isalas Baleares) o Salamanca. En Italia residirá entre 1970 y 1974, años en los que trabajó como profesor invitado y Lector de Español en las Universidades de Milán y de Bérgamo. Entre 1977 y 1998 residió durante 21 años en la isla de Ibiza, plenamente dedicado ya a su labor de escritor y de traductor. A esta rica etapa le debe una buena parte de sus libros, algunos de ellos fruto de una laboriosa investigación, como Hacia el infinito naufragio. Una biografía de Giacomo Leopardi o Rafael Alberti en Ibiza. Seis semanas del verano de 1936. También otros de tono más personal, como sus libros de poemas o sus dos Tratados de armonía, en los que el autor reconoce su «filosofía de la vida» durante esta etapa isleña. Durante la misma y hasta la actualidad también ha ejercido una amplia labor periodística y de crítico literario en diversos periódicos y en revistas nacionales y extranjeros. En 1971 se casó con María José Marcos y tiene dos hijos, Clara y Alejandro. Desde el verano de 1998 reside en la ciudad de Salamanca, estancia que supone un regreso a sus raíces vitales y creadoras -las del noroeste español-; y que combina con frecuentes viajes a diversos centros de España y del mundo para propagar su palabra poética y sus ideas sobre la poesía. Su obra ha recibido numerosos premios y reconocimientos, entre los que cabe destacar el Premio Nacional de la Crítica(1975), el Premio Nacional de Literatura(1982), el Premio de las Letras de Castilla y León(1999) o, en Italia, el mismo año, el Premio Internacional Carlo Betocchi, concedido a su labor como traductor y estudioso de la cultura italiana. En el 2005 recibió el Premio Nacional de Traducción, concedido por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Italia, por su traducción de la Poesía Completa del Premio Nóbel Salvatore Quasimodo. En 2007 y 2008 se celebró en la Galería de Venatia, de La Bañeza, y en la Biblioteca Pública de la Casa de las Conchas, de Salamanca, la exposición biobibliográfica Antonio Colinas: 40 años de literatura, comisariada por el arquitecto Luis Carnicero de la Fuente. Con tal ocasión se editaron, además del Catálogo correspondiente, los libros Sobre el contemplar, de Luis Carnicero y el Itinerario de Antonio Colinas, de Susana Agustín, que recoge toda la bibliografía del autor.
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