“La miro desde el amor y la contemplo callada, silenciosa, niña de tirabuzones de un colorido rubio transparente. De pronto, sus labios se entreabren y una discreta sonrisa parece querer esbozar un sueño de felicidad.” El comienzo de La niña de los tirabuzones rubios parece llevarnos hacia los terrenos de lo poético, del amor lleno de optimismo, pero con una prosa cuidada y un tacto exquisito, Antonio López Alonso nos conduce hacia otra verdad, a la comprensión de la delgadísima línea que separa la vida y la muerte, las razones del deseo de vivir o de morir.
El autor nos plantea hasta qué punto una niña que quedó huérfana de madre puede ver en la muerte, una liberación. Esta novela es una brillante incitación al goce de la vida y una reflexión sobre la fragilidad de cuanto creemos que es firme y duradero. Bajo el sombrero están los últimos tirabuzones rubios, el cerebro que bulle, la mirada triste, el desencanto. Y también el respeto de la decisión de un niño, incluso la más terrible.