Lectura: Mi planeta de chocolate
Miércoles, 26 de mayo de 1937. No hay frase del día. El buque Mexique, perteneciente a la Compañía Trasatlántica Francesa, se hace a la mar desde el puerto de Burdeos con 455 menores a bordo, rumbo al continente americano. Son niños españoles que huyen de los bombardeos, en busca de una paz que les acoja.
De entre ellos, Benito Expósito Expósito. Ese pequeño abandonado a las puertas de un hospicio, que superó combates, la condición de refugiado, el exilio y mil vicisitudes amparado por una máxima: cuando debas elegir entre dos opciones, toma siempre la que tenga chocolate.
Manuel Cortés Blanco vuelve a encandilarnos con una historia entrañable que apunta al corazón: Mi planeta de chocolate, con la que ha sido finalista del II Premio Internacional Vivendia de Relato. En palabras del Jurado, la obra aglutina “extraordinarias descripciones del alma infantil, la intrahistoria del pueblo o de la guerra, muerte y espíritus conturbados por la violencia del mundo. Todo a través de la vivencias de un huérfano, que podría ser cualquiera de nosotros o cualquiera de la generación de nuestros padres, y esa forma suya de ver la vida”