Alfonso Carreño González-Calero
Perfil:
Autores ya desaparecidos que son recordados por estudiosos, colegas y amigos.
SOBRE EL AUTOR
Alfonso Carreño nació en Bullas, Murcia, en 1932. Estuvo vinculado por motivos familiares durante toda su vida con las tierras de Murcia y de La Mancha. Ejerció fundamentalmente como agricultor, aunque también desempeñó otras labores (crítico literario, crítico gastronómico y asesor cultural principalmente). Con su libro Huésped en la materia (1979) su voz poética cobró una fuerza y una originalidad que le valieron el reconocimiento de poetas contemporáneos pertenecientes a generaciones anteriores (Carlos Edmundo de Ory, Carlos Bousoño) y a la Generación del 50 (Claudio Rodríguez), a la que Alfonso Carreño pertenece por edad y por trayectoria estética. En Francia, donde participó en los encuentros de la fundación Royamont, su obra obtuvo el sincero elogio de poetas como Bernard Noël y Fernand Verhesen. Éste último tradujo algunos de sus poemas. En París se publicó una breve antología de su obra con el título Envers de l’enfance. Alfonso Carreño coetáneo de la llamada Generación de los Cincuenta, aparece en la literatura de la segunda mitad del siglo XX como una isla poética: inclasificable, alejado de los cenáculos y del ambiente literario académico, pero profundamente enraizado en su tiempo y viviendo la poesía desde su quehacer diario. Gran degustador de la poesía de todos los tiempos, poseedor de una voz acusadamente propia, el carácter poliédrico de su obra le ha permitido ser considerado como un «místico de la vida» (Carlos Edmundo de Ory), como el poeta «de la sensualidad erótica» (Carlos Bousoño) o deslumbrar con su personalidad «misteriosa y contradictoria» (Claudio Rodríguez). Al morir en Murcia, en 1988, se le tributaron homenajes en Madrid, en París y en Manzanares. Su obra ha aparecido en antologías de poesía hispánica y en algunas de las más prestigiosas revistas de poesía dentro y fuera de España. Con carácter póstumo se publicaron sus tres últimos títulos: La deshora del alba (1989), Dormitorio de cosechas (1990) y El tránsito en su huella (1999). SOBRE LA OBRA DE ALFONSO CARREÑO TESTIMONIOS Carlos Edmundo de Ory, «Alfonso Carreño, místico de la vida», prólogo a 101 poemas. Una antología. Y que sepas ahora mi gratitud por esas palabras tremendas que me diriges en el umbral de un libro tan nutrido de savias y transubstanciaciones de querencias vitales en abismos y cúspides «misereres y arrugas» – de tu cálida voz. Desde ahora quedo oyéndote hablar a solas, iniciado ya en tu idioma transparente de ser terrígeno que suda gotas limpias de música. Pero sé que a ti no te gusta jugar con las palabras, yendo al grano de tus preocupaciones elegiacas de hombre barroco y de agonista existencial. De modo que tu poesía se centra en el círculo máximo de la expresión patética, el plañido manriqueño… Sabes escandir lindamente, con tanta fortuna como cualquier increíble Conde de Villamediana. Tus poemas desde 1962, desde HORMA hasta HUÉSPED EN LA MATERIA y hasta hoy mismo con tus PLIEGOS DE CALATRAVA, hacen de ti un ininterrumpido oficiante monomaníaco de la palabra menos gaseosa que darse pueda… Hablando de la poesía de Alfonso Carreño, pienso en sus soliloquios hamletianos y sus melancolías taníticas. Es un vendaval de habla preciosa, sonora como un tambor. Carta escrita a Alfonso Carreño por el poeta y traductor Fernand Verhesen, 10 de abril de 1986. Traducida del francés por Francisco Carreño. Usted se identifica totalmente con el acontecimiento, con lo vivido: ninguna distancia entre lo que vive y el poema. No es habitual: un hombre, un poema, y ningún drama ficticio entre ellos; una identificación absoluta. En sus textos es el gesto, el movimiento, lo que ocurre o sube en usted en un momento dado, los que hacen surgir la palabra, los que hacen que en el instante mismo de la vivencia la pulsión sea tal que deba ser escrita por ser tan plenamente experimentada. Su obra no tiene ningún objetivo estético o literario. Lo que le importa es lo que da, casi espontáneamente, la repentina relación entre usted y una cierta realidad. No compone la escritura, hace surgir algo que llamamos poema. Luis García Jambrina. ABCD las artes y las letras, 31 octubre 2009 Se trata de una poesía de una gran concreción y sensorialidad en la que destaca la espiritualidad de la materia, el sentimiento trascendente del paisaje y el gran protagonismo de la muerte. Francisco Carreño, «Geografías alucinadas en la poesía de Alfonso Carreño» Actas del XI SEMINARIO INTERNACIONAL DE LÉNGUA(S), TRADUCIÓN E POÉTICA, Rianxo En la poesía de Alfonso Carreño esa búsqueda de la novedad del mundo, que recoge también un tópico como el de la inmersión en las aguas del olvido, pasa por la profundización del conocimiento de la muerte. Es en la familiaridad brutal con la postrera como el poeta aprende a estar siempre en nacimiento. El poeta invita a cultivar el estupor de las mañanas inesperadas. La mañana es un símbolo utilizado una y otra vez a lo largo de toda su obra. El alba, la inauguración del tiempo, está presente incluso en los títulos de algunos libros (La deshora del alba). Y encontramos bastantes poemas en los que el instante se abre camino por entre las densas costumbres del espacio. José Cruset, La Vanguardia, 20 de diciembre de 1979 Alfonso Carreño escribe una poesía íntima, como autobiográfica, pero vivificada por una actitud universal […] a ratos confesión desgarrada, agresiva, dura, varonil, sensual; a la postre, declaración de su doliente humanidad. […] y las palabras, sus palabras, y cuanto hay en ellas de primario y sincero, se hacen verdad de todos los hombres; esos hombres a quienes desea cobijar entrañablemente. Está la poesía de A. C. palpablemente, hondamente enraizada en lo humano; con el alma y el cuerpo límites; sin denuesto, al contrario, con esa unidad indescifrable que hace al poeta «huésped en la materia»; que le hace hablar del cuerpo «empuñando» el alma.
Fuente: Alfonso Carreño
BIBLIOGRAFÍA
Elegía para mí mismo, Madrid, Ediciones El Gato Verde, 1955 Horma, Madrid, Ediciones El Gato Verde, 1962 Horizonte en el tiempo, (sin publicar, mecanografiado), 1964 Huésped en la materia, Madrid, Ediciones Rialp (Adonáis), 1979 Pliegos de Calatrava, Málaga, Cuadernos del Sur, 1986 Réquiem por Javier Serrano, Madrid, Ediciones El Gato Verde, 1987 La deshora del alba, Ciudad Real, Revista Siembra y Lazarillo TCE, 1989 Dormitorio de cosechas, Málaga, Puerta del Mar, 1990 El Tránsito en su huella, Ciudad Real, Diputación Provincial de Ciudad Real (Ojo de Pez), 1999 Envers de L’Enfance, París, Éd. Royaumont (Les Cahiers De Royaumont), 2002 101 poemas. Una antología, Murcia, Ediciones Tres Fronteras, (Colección de poesía), 2009