La lectura de Ceremonia animal, tercer libro publicado de Rocío Álvarez Albizuri, debe hacerse no sobre, sino desde las esencias fugitivas del mismo poemario. Todo en él se mueve en un ritual de ánimos, ánimas y otros animales. Todo fluye, todo se escapa: poemas de amor desnudos de sus iconos rituales, poemas de amor inmersos, sin embargo, en la liturgia de escenografías desvividas. Qué difícil construir palabras sobre palabras que insisten en escapar, bailando entre ángeles, de sus cuerpos más humanamente animales.
Qué difícil, aunque debo confesar que en esta ceremonia de Rocío Álvarez Albizuri me ha compensado el esfuerzo de huir, leyendo sus palabras, hacia el centro de gravedad de su ingrávida poesía. LUIS EDUARDO AUTE