Esta es una obra densa, muy pensada, resuelta con oficio, completa, cerrada y circular (como su título), que no hace concesiones a ninguna galería, que apunta a lo más alto, algo, por cierto, poco frecuente en nuestra poesía actual. Basta con reparar en las citas o epígrafes que menudean por el libro, todo un tratado. De c ultura vivida, añado. Se agradece su tono (personal e intransferible), que en literatura lo es todo, y esa mezcla de ciencia y verso, de concreto y de abstracto, de lo más antiguo y de lo más moderno, con un aire intempestivo, y radical (en el mejor sentido). También la precisión. Que vale para el vocabulario, claro, pero también para todo lo demás, incluido el sentido.