El protagonista viaja en tren leyendo una novela. El lector se irá imbuyendo en la lectura de esa misma novela que tiene todas las características de una novela negra.
Eduardo es un hombre común que asesina a su mujer para vengarse de unas condiciones inaceptables a las que se ve abocado ante su inminente divorcio.
Cometido el asesinato entrará en un una vorágine de hechos que irán complicando su vida, pero de los que saldrá indemne por la complicidad de otra mujer y un amigo. Cuando el tren se detiene, entra en acción el viajero que irá desgranando los motivos de su viaje.
Cuando llega a su destino, se suspende momentáneamente la novela negra y entra en acción el protagonista que visita a una pintora famosa. En una pequeña ciudad – Ávila – es muy difícil ser una mujer famosa, avanzada y con pensamientos revolucionarios en el arte. El protagonista se verá envuelto en los sucesos que se desencadenan cuando la televisión graba un reportaje sobre una exposición de la pintora.
El desenlace de los hechos le hará finalizar la visita y retornar a Madrid. En el tren retomará la lectura de la novela. Al llegar a la estación término, el protagonista ha concluido su lectura. Nosotros asistimos al cierre de las dos historias.
Personajes inteligentes, fríos, con sentimientos poco solidarios en un mundo individualista y sin alma donde la ficción parece más real que la novela. Una parte del relato está contado en 1ª persona y, la otra en 3ª persona.