La belleza de la derrota, el romanticismo del perdedor que sigue luchando a pesar de saber que no puede ganar la pelea, a pesar de saber que va a ser derrotado. De eso nos habla este libro: de lo hermoso que es defender causas perdidas, escupir al cielo, perder los papeles, cometer errores a sabiendas, tener las rodillas en carne viva de tanto caer al suelo y seguir levantándose.
Un poemario lleno de armas de fuego, de rabia de extrarradio, de náufragos que la tempestad de la vida arrastra hasta las barras de los bares. El libro de Calonge es un letrero luminoso anunciando el comienzo de la hora feliz en mitad de la noche. Un puñetazo al estómago de las convenciones, las reglas y la moral. Un corte de mangas a todos aquellos que nos dictan qué tenemos que hacer, cómo tenemos que ser, cómo debemos comportarnos… Que se mueran los feos y los iletrados que interponen pantallas entre ellos y la verdad; pantallas de ordenador, de móviles, de televisión… Hay que pedir otra ronda al camarero. La escritura de Calonge reconforta y quema, como un vaso de whisky..