Poco después de finalizar la guerra civil, la Sección de Información de Alto Estado Mayor franquista recibe el encargo de localizar El arte de matar dragones, una tabla italiana perdida en el traslado de los fondos del museo del Prado. La orden procede del propio Serrano Suñer, y Arturo – un agente de pasado turbio y endebles convicciones políticas- habrá de investigar el desconcertante periplo de la obra.