Si usted, lector, antes de conocer este libro de epopeyas y basándose en tan poca cosa como su propia experiencia, ya había llegado a la conclusión de que la vida es dura como una castaña pilonga; si por los mil sinsabores y los quinientos quebrantos padecidos en sus propias carnes, usted ya se maliciaba que esto de seguir vivo cuesta un tormento sin recreo y además no dura toda la vida y suele acabar mal: tendremos que convenir, una vez haya conocido estas casi biografías taurinas, que la suya era una conclusión precipitada. Porque gestes hubo que para quienes vivir fue una auténtica minucia comparada con el empeño de sobrevivir; y aquí se cuenta con pelos, cuernos y señales.
Aquí se cuenta la quebradiza salud de «El Chiclanero», cuyo sepelio por las calles de Madrid devino en acontecimiento tumulto, se habla de «Andrés Dominguín» que a sus veinticinco años ya se lamentaba de no haber tomado la alternativa y a quien «Escribano», negro corniapretado, mando a mejor vida de una cornada en el bajo vientre; y se habla de José Macedo, «El Extremeño», teniente de Artillería laureado en Filipinas y Cuba y matador de novillos toros que no logró un sólo elogio en la prensa; se cuenta de Don Luis Mazzantini, torero de fama y empresario ruinoso; se habla de la aparatosa fortuna de la pata ortopédica de «El Tato», o de como «Paquiro» salvó el pellejo ante un Pancho Villa muy enojado; y de otros tantos personajes de aúpa convencidos de que la suerte es vivir, y las suertes una forma bellísima de burlar la vida.
La presente edición de «Gente pá tó» consta de 150 ejemplares no venales.