Guerra de identidad se mueve a caballo entre el testimonio poético y el monólogo teatral. Con una sinceridad abrumadora, Déborah nos desgrana poco a poco una infancia que, si no enteramente feliz, al menos está asumida como tal. Una infancia en la que se esconden argumentos de suficiente peso como para querer seguir escondidos.
La abuela que ejerce de madre, la madre que ejerce de padre, el padre que ejerce de militar… Un mundo resbaladizo para una niña que, con 16 años 17, descubre la verdad sobre su padre.