Joana ha dejado de perseguir el éxito y se dedica a limpiar la playa con un tractor. Mientras la máquina va trazando dibujos sobre la arena, revive de forma mágica su pasado. A través de este viaje conoceremos su iniciación amorosa, la relación con su abuela y maestra, sus conversaciones con su marido, la extraña vida de los que la rodean, así como la huella que han dejado los que ya no están. Son retales de una existencia llena de pequeñas fábulas y descubrimientos, como las hormigas que llevan a casa lo que van encontrando por el camino.
Una novela hecha de historias conmovedoras que nos muestran, con corazón y sabiduría, la trama del tapiz de la existencia.
Constantino Bértolo ha dicho sobre La memoria de las hormigas: «Esta novela es como la roja manzana que la bruja le ofrece a Blancanieves: hay en ella una ingenuidad malvada que aflora lentamente. La escritura simula transparencia, nostalgia, brillo y sin embargo transporta brío, rabia, raíces. Contiene un oráculo y habrá que estar atento para poder interpretarlo. De entre sus personajes me quedo con el de la abuela: ella es la dueña de las palabras que construyen su afilado eco narrativo».