Lectura: La botella del náufrago
El protagonista es un ex locutor deportivo que, tras la muerte en accidente de coche de su esposa y su hijo, ha caído en una depresión que ha acabado con su profesión, relegándolo al cargo de asistente en un programa de radio, llamado La botella del náufrago, al que la gente telefonea para explicar sus penas –igual que ocurre, por ejemplo, en el programa ‘Hablar por hablar’ de la Cadena Ser-. Julián Chacón será visitado en su casa por un anciano de su mismo inmueble que, según explica, ha recibido una nota de una vecina recién llegada a la finca. Dicha nota sólo contiene cuatro palabras: ‘Sofía. Help. Viga. Tornillo’. El anciano sospecha que esa jovencita está siendo maltratada por un hombre de aspecto sospechoso que entra y sale del apartamento con asiduidad. Al principio, Julián Chacón no se muestra muy interesado por el tema, ya que no considera que sea un asunto de su incumbencia.
La insistencia del anciano le empujará a comentar las sospechas con un amigo de la infancia, el inspector de policía Antonio Roche, quien le aconseja que no rebusque demasiado en un asunto que tiene toda la pinta de tratarse de un caso de tráfico de mujeres. Roche conseguirá averiguar que la chica está retenida por un tal Gabriel Sanz, alias Tornillo, un delincuente que se gana la vida comprando y vendiendo esclavas sexuales y extorsionando a ancianos para que abandonen los inmuebles donde viven, beneficiando con esta actividad a un empresarios inmobiliario.