No voy a ser original, qué difícil es serlo en este terreno, aunque voy a tratar de ser lo más sincero posible conmigo mismo o, quizá, mejor diría que voy a intentar que las opiniones encontradas, que se me agolpan ahora en los dedos, se escriban aquí sin que lleguen en ningún momento a las manos entre ellas… Difícil, sí, pero espero que no imposible. Os las enumero por orden de aparición:
-No sé para qué escribo y trato de que mis obras lleguen a la gente si el mercado está atiborrado de escritores y de títulos.
-Sé que hoy los escritores tenemos la enorme ventaja de poder editarnos nosotros mismos y publicitarnos por las redes para, al menos, ocupar un mínimo espacio en este universo.
-No sé para qué escribo si podría estar haciendo otras cosas más interesantes, como… ¡Vale!, no encuentro nada…
-Sé que escribo porque hace muchísimo tiempo que lo necesito y que creo que tengo muchas cosas que contar.
-No sé para qué escribo si no tengo padrino… ni salgo en la tele…
-Sé que es muy difícil que una editorial mediana o grande se fije en mí con la de miles y miles de escritores que aparecemos cada día.
-Sé que cuando decidí publicar por mí mismo mi libro de relatos, con la inestimable ayuda de Círculo Rojo, acerté de pleno: Las experiencias y la gente, compañeros y lectores, que he encontrado en este tiempo me han hecho crecer como escritor y, sobre todo, como persona.
-Sé que voy a seguir buscando la mejor casa, léase editorial, para mis libros; en la que se sientan apreciados y mimados, por lo menos un poquito.
Sé… que ya no puedo seguir enumerando, que son miles las razones para saber y no saber y que me quedo con las positivas, que ganan por goleada a las negativas. ¡Ah!, y sé que, como os dije al principio, no son nada originales mis razones.
Y ya solo me queda saber que lo que debo hacer es continuar en este oficio que posiblemente sea el más reconfortante de todos. Para mí lo es, desde luego. Si algún día llega lo que escribo a mucha gente, bienvenido sea, y si esto no ocurre nunca, a seguir dándole a la tecla y a no llorar tanto, que a veces se nos van las fuerzas por culpa de elucubraciones que tendríamos que desechar… Aunque uno es humano… ¿Verdad?
