¿Cómo decidir dónde comienza una historia? ¿Hasta dónde sería necesario remontarte para explicar y justificar hechos y acciones, comportamientos y reacciones, traumas y miedos? ¿Dónde comenzaría mi historia?
Una historia sencilla comenzaría por el día de mi nacimiento, o el de mis progenitores, o el de alguna persona que hubiera ejercido algún tipo de influencia en mí. Sin embargo, con gran seguridad puedo afirmar, sin miedo a equivocarme, que la mía, mi historia, no comenzó el día de mi nacimiento, sino el de mi muerte.
¿Y si despertaras un buen día, sólo para encontrarte de vuelta en un mundo en el que ya no tienes cabida?
Yo, Helena Montenegro, he mirado al olvido más absoluto a la cara, he mantenido la mirada a La Muerte y he sobrevivido a ambos. Todo para descubrir que el mundo ha continuado solito sin mí. Por lo visto, ni siquiera soy ya bienvenida en él.
Sin embargo, no tengo ningún otro sitio adonde ir. Dar marcha atrás no es una posibilidad. No puedo sino continuar avanzando. El mundo y yo tendremos que aprender a coexistir.