“Las emociones se quedan ancladas, rajando nuestra piel y dejando una herida abierta. Permanecemos sumisos, postrados ante un Dios que no existe al que rezamos para escupir nuestra miseria. Este libro de poemas nos muestra, con una desnudes implacable, el alma de una poeta herida que lucha de forma feroz para no quedarse atrapada entre dos mundos”.