El mapa de la existencia proyecta un tejido tridimensional que rasga las simetrías y preserva las proporciones, que destrenza el sentido e hilvana las referencias mediante un ritmo ternario persistente y penetrante. Los poemas se entrelazan en un texto sólido y poroso, plástico y sensorial, hasta atisbar el plano cenital de un enramado recóndito y translúcido.