Habitación 501. En un mundo inexplicable, impreciso, sucio y cruel, la poeta viene a decirnos que existe la palabra y que hablando es posible el amor, la sexualidad, la vida… y en la vida está la muerte y, también, lo que de maravilloso y miserable hay en el ser humano.
Hablar es un trabajo, es preciso sumergirse en las letras y decir, escribir, dejando que ellas
sean las que vayan produciendo la vida.
La poeta es joven, pero su poesía muestra una madurez a la que no es posible llegar sino con un trabajo constante y una fuerte implicación en la poesía.
«Sí, es cierto, somos jóvenes / pero sabemos que un hombre sitiado, / privado de la palabra, / no es un hombre.”