La expresión percepción inquietante sería muy adecuada para describir la sustancia misma de la literatura, resultado de captar la realidad desde una mirada diferente de la habitual, que nos permite ser espectadores privilegiados de esas sombras y facetas que la rutina de los días nos impide advertir. Este libro de poemas tiene como tema esa mirada, y ello unifica la generalidad de los textos que lo componen, más de cien poemas que fluyen de forma vertiginosa en una estructura sin divisiones ni apartados.Tal ininterrumpida linealidad es una de las virtudes del poemario, que se caracteriza por un gran movimiento interior. La perspectiva poética se plantea desde la observación de espacios diferentes, en un desplazamiento que testifica tanto numerosos parajes reales de todo el mundo, como sucesivos estados de ánimo lo que le da al conjunto sutil resonancia de crónica o diario.
Atención a las cosas, a los lugares, sensaciones carnales, instantes de la vista y del tacto y júbilos del cuerpo, el mundo externo e interno que la poeta recorre mantiene despiertos y receptivos todos los espacios de su sensibilidad, en una especie de peculiar carpe diem. Todo ello está expuesto con una retórica de la naturalidad que no evita ninguna palabra aunque pueda no pertenecer a la tradición del “discurso poético” siempre que se ajuste con certeza a lo que pretende expresar. Un libro rico en matices, que denota una voz personal bien modulada y con un indudable patrimonio de experiencias poéticas