Lectura: Nunca quise ser como tú
Fernando y Marta (antes Ripley) se conocieron en el entorno de los conciertos y actividades culturales organizados por la que llegó a ser la casa okupa más combativa de Madrid en los noventa. Ripley aspiraba a convertirse en una pintora revolucionaria, mientras que Fernando daba sus primeros conciertos en ambientes marginales con su banda de punk.
Ambos conciliaban sin problemas su vida familiar, conservadora y burguesa, con su actividad contestataria: manifestaciones, conciertos de apoyo a colectivos de marginados, resistencia a los desalojos y, en el caso de Fernando, giras aberrantes de las de carretera y manta. Pero a día de hoy, de aquellos tiempos sólo quedan algunas adicciones inconfesables con las que su aburguesamiento no ha logrado acabar: la cocaína es una más de la familia. ¿Qué ha sido de todos los sueños de entonces?
En estos momentos, no hay nadie en España que escriba como Strawberry: novelas realistas, escritas con crudeza, sin tapujos, políticamente incorrectas. Es una especie de Houellebecq a la española, nihilista, escandaloso, pero con un punto simpático. Sabe muy bien de qué va el mundo de la promoción. Veinte años al frente de una banda de éxito le han dado muchas tablas, pero a la vez mantiene un tono muy auténtico, para nada impostado.
El argumento de Nunca quise ser como tú es muy interesante, actual, y puede llegar a un público muy amplio. Nadie, de momento, ha hablado en una novela de las contradicciones de la generación de los noventa.