Lectura: Tendríamos que haber venido solos
Agobiado desde la infancia por el amor de sus padres, Norberto cree encontrar en Jimena, su novia, la salida a esa tortura familiar. Ilusionados con una nueva vida: boda y próximo nacimiento de un hijo, visitan el barrio en construcción donde se encontrará su primera casa propia, a unos kilómetros de Buenos Aires. Allí, junto a Lula, la madre de ella, conocerán al Ingeniero Venturino que los guiará en su visita. La tormenta los sorprenderá como había anticipado Venturino y los atrapará en un escenario casi salvaje, de grandes lodazales y campos abiertos. Serán las horas más trágicas en la vida de todos, que acabarán con heridos, asesinados, prófugos y la incertidumbre de los días venideros.