Con la única ayuda de la memoria, el narrador de esta novela emprende la tarea de explicarse a sí mismo acontecimientos de su niñez que en su momento no supo entender. De esa forma, todo lo que le dejó huella pero no percibió porque parecía dictado por las reglas de la más estricta provisionalidad, se muestra ahora en sus diferentes dimensiones, incluidas aquellas que tal vez sólo imagina. Historia de silencios en la que lo que no se dice tiene tanta importancia como lo que se dice, «París» es un viaje nocturno, a veces reflexivo y a veces extravagante y desolado, en busca de la línea de sombra en la que los miedos habitan.