Alberto Medina, padre adoptivo y mentor de Beatriz Segura, la investigadora licenciosa, pide a ésta que acuda a su casa en Denia. Allí la informa de la existencia, aún no pública, de una denominada “Hermandad para la regeneración democrática” y de cómo intentan forzarle a formar parte de ella.
Esa misteriosa “Hermandad para la regeneración democrática”, ha comenzado a asesinar políticos en diferentes puntos de la geografía española, reclamando cambios constitucionales que, según sus comunicados, permitirán unas elecciones realmente democráticas. Para conseguir que se mantenga su anonimato, la “Hermandad” ha ideado un sistema simple pero de una aterradora eficacia. Seleccionando, aparentemente al azar, a una serie de hombres con amplios recursos financieros, les ha amenazado con represalias mortales a ellos y sus seres queridos, para que sean ellos quienes cometan –o encarguen a profesionales- los asesinatos de políticos, cada vez más relevantes. Esa escalada criminal, según la “Hermandad”, obligará a los principales partidos a acometer las justas reformas de la Constitución, muchas de las cuales, de hecho, son pedidas por la mayoría del pueblo llano: listas abiertas, circunscripción única, segunda vuelta…
Mientras la existencia de la organización terrorista no es conocida por los medios ni el Estado, Beatriz tendrá que intentar averiguar quién se esconde detrás de la organización criminal, antes de que ésta obligue a Alberto a asesinar a algún político o, caso de que Alberto se niegue, asesinen a su padre adoptivo o a ella, talón de Aquiles del antiguo agente del CNI, ahora paralítico de cintura para abajo. Para conseguirlo, tendrá que seguir el creciente reguero de políticos asesinados que le llevará a Madrid, Tenerife, Palma de Mallorca y Barcelona, mientras la alarma del Gobierno y la oposición aumentan sin que las Fuerzas de Seguridad sean capaces de obtener ninguna pista fiable.