«Lo único que se me ocurrió decirle fue que cómo se podía escribir tan bien. Antonio Muñoz Molina apenas fue capaz de decir nada. Simplemente se sonrió, se encogió un poquito de hombros, me firmó el libro y aún lo conservo.»
«Lo único que se me ocurrió decirle fue que cómo se podía escribir tan bien. Antonio Muñoz Molina apenas fue capaz de decir nada. Simplemente se sonrió, se encogió un poquito de hombros, me firmó el libro y aún lo conservo.»
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