Puertas abiertas
Conocí a los tres autores siguientes en distintas circunstancias, la cuales no me alargaré aquí en describir, sólo hare una breve composición de los encuentros que me llevaron a estar presente ante estos autores. También he de aclarar que dada la capacidad de la literatura para trasladarnos a otras épocas, yo también fui trasladado a la época en la que estuve de escribano al servicio del Conde de Oxford: el ilustre Edward de Vere, del que sabemos poco, a pesar de que la literatura inglesa ya ha puesto en conocimiento de los stratfordianos quién fue el autor de toda la obra que se le adjudica equívocamente a William Shakespeare, pero para ello el escritor Ricardo Mena –del que otro día contaré cómo lo conocí-, ha escrito un libro que por primera vez en castellano nos muestra un buen número de pruebas que demuestran lo referido a la autoría de las obras del de Stratford, y de otros que el conde usó como máscaras, pero para eso tienen que leer el libro del citado Mena, Ver, comienza, (Ediciones Alvaeno) que saldrá en octubre coincidiendo con el estreno en Estados Unidos de la película Anonymous (Columbia Pictures) que saca a la luz algunas de esas pruebas.
Pero esto en su momento, ahora nos ocupa el tema de cómo conocí a Edward de Vere, y como he dicho tuve el gusto en otra época de ser uno de sus escribientes, y pude tener acceso a su obrita Romeo y Julieta que estos días releo en el baño cuando embargado por las necesidades fisiológicas tengo que pasar en él algunas partes del día. El otro al que tuve la suerte de entrevistar fue a Alejo Carpentier en uno de mis viajes al sur de América, fue breve la entrevista, casi fugaz por no decir ficticia pero ya he dicho que el mundo de la literatura nos presta estas licencias, y al último de los autores que estos días me invitan a cruzar la puerta al mundo de la ficción es Alfonso Mateo-Sagasta, al que conocí en la firma de su libro Ladrones de tinta.
Las tres puertas
“Los libros son puertas abiertas que nos conducen a mundos imaginarios, reales y fantásticos.”
Cialenva Preston.
En estos días me hallo sumergido en la lectura de tres libros: Romeo y Julieta donde el infortunio se cebará con los dos amantes en un recorrido por la ciudad de Ver-ona donde Capuletos y Montescos se odian a muerte y donde la diosa Fortuna vendrá a unir a la hija de los Capuletos con el hijo de los Montescos, sin embargo el infortunio los condenará a sufrir continuamente hasta depararles el peor, o quizás el mejor, de los finales, pero no voy a desvelar el final porque supongo enterado al lector del mismo: ¿Quién no ha leído o visto en el teatro Romeo y Julieta?
La segunda puerta me lleva al realismo mágico de Alejo Carpentier y a su novela El siglo de las luces, donde Sofía, Esteban y Carlos se enfrentan a las consecuencias de la muerte prematura de su padre. La prosa de Carpentier es de un preciosismo casi barroco, en las cincuenta primeras páginas la acción transcurre lentamente deteniéndose en el decorado como si Alejo fuese el escenógrafo de un teatro en el que ha de representarse la vida de tres adolescentes que sueñan con vidas bien distintas de la que ha llevado su difunto padre, Carpentier se detiene en los detalles más pequeños, no por ello triviales, porque son en definitiva parte de las vidas de los personajes que nos muestra y a los que nos va presentando al mismo tiempo que nos presenta con detalle el mundo de los objetos que los rodean, otorgando a éstos, una cualidad intrínseca a los personajes que a través de ellos y entre ellos pululan con sus sueños, su deseos, sus contradicciones y sus pensamientos.
La tercera puerta me lleva, en este caso, a una ficción histórica, en la que su protagonista Isidoro recibirá de su jefe el encargo de encontrar al autor de La segunda parte del ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, escrita, según Robles, el jefe de Isidoro, por un tal Alfonso Fernández de Avellaneda.
Tres puertas por las que me introduzco a diferente hora del día, tras las que quedo a disposición de lo que los autores: Edward de Vere, Alejo Carpentier y Alfonso Mateo-Sagasta quieren contarme con lo que disfrutaré, sufriré…, y me identificaré con alguno de los personajes que se mueven en estas aventuras que forman parte de tres obras que son referentes de la literatura universal.
Como conocí a...