Juan Manuel Álvarez Romero, entre Conil y Sevilla: El Puerto de Santa María.
Ya nos habíamos conocido en Sevilla en la feria del libro de 2010, fue en la presentación de la novela La contemplación de Edgar Borges, acudió con su familia, y cruzamos algunas palabras mientras tomábamos una caña junto a los insignes poetas y escritores Paco Vélez, y Pedro Luis Ibáñez. Edgar Borges nos había encandilado con su platica en la presentación de su libro, pero también animó el fuego Paco Vélez que fue el que nos pusiera en antecedentes sobre Edgar, yo ya lo había conocido, pero quién mejor que Vélez para hablarnos de La contemplación…
No voy a hablar de éstos, sino del primero al que hace alusión este Conocí a… Juan Manuel Álvarez, así que tras aquel fugaz encuentro quedamos en volvernos a ver en otra ocasión. Pasado el tiempo seguimos el contacto vía cibernética y fuimos alimentando el fuego de la amistad. Como yo iba a pasar por Cádiz para presentar mi novela Santa Compaña, se lo comuniqué, sabiendo ya que Juan Manuel andaba por Conil viviendo-un nuevo rumbo había tomado su vida-, y dejando atrás parte de su tiempo en Sevilla, estaba instalándose en ese pueblo que mira al océano, ese gran océano que vio partir las naves rumbo a un nuevo mundo al que tanto le debemos por herencia de los usurpadores.
Decía que como sabía que Juan Manuel estaba en Conil lo invité a venir a la presentación que mejor le viniera en Cádiz, en El Puerto, o en Sanlúcar de Barrameda. Y a él le vino mejor El Puerto, y allí hicimos intercambio de libros, él me entregó El hijo de las costureras y yo el entregué la novela motivo de la presentación y excusa para reunir a unos cuantos amigos que tengo en El Puerto como son Carmelo Ciria, que se encargó de organizar el acto, Verónica Pedemonte que hizo las veces de madrina del que suscribe, Juan Gallardo, y otros que fueron convocados por ellos, así que en un local Pub estilo inglés se hicieron la presentación de mi novela y el intercambio de libros entre Juan Manuel y yo.
Juan Manuel hizo algunas fotografías del acto y del recorrido que hicimos guiados por dos magníficos guías: Verónica y su marido Juan, autor de la escultura homenaje a los salineros y de otras como la de la mujer en el antiguo presidio de El Puerto, el penal que sale en mi novela Pasos Largos, el último bandolero. ¡Ay penal de El Puerto, penal de El Puerto de Santa María!
Dicen que en una reseña, una crítica, o un análisis se dice más del autor de estos que de los reseñados, criticados o analizados, yo ya he dicho suficiente sobre mí, quería hablar de Juan Manuel, un artista con una sensibilidad a flor de piel, con una visión del mundo especial y espacial, es escultor, pintor y escritor, al menos que yo sepa; un creador nato que nos muestra en su libro, en su obra lo que lleva dentro. Así que aquel intercambio de libros me llevó a conocer más profundamente a un hombre como Juan Manuel y además a los que ya he citado, de los que espero poder escribir algún día una breve nota como esta que le dedico al autor de El hijo de las costureras para felicitarlo por su libro que muestra la madera de escritor con la que está hecho, y que augura un buen futuro a su literatura.