"He conocido unos cuantos autores por fortuna, pero si queremos que tenga una vertiente un poco anecdótica, conocí en su día a Rafael Alberti y nunca me he arrepentido tanto de no haber aprovechado aquella conversación. Fue hace muchos años, en una de las primeras ediciones de Arco cuando ni siquiera era en Ifema. Me lo encontré sentado en la cafetería de la feria. Yo estaba con mi mujer y él estaba sentado a la mesa de al lado con unas cuantas chicas, estaban hablando. Yo no soy nada mitómano pero me sentí movido a saludarle y a conocerle. Nos presentamos, nos invitó a sentarnos, estuvimos hablando con él. Como era Arco, no se me ocurre otra cosa que hablar con él de pintura. Cuando al final nos despedimos sentí muchísimo dos cosas: una, que nunca le perdonaré a mi mujer, es que no le pedí un autógrafo porque siempre que los hacía regalaba un dibujo. La otra, no haber podido hablar de literatura con él porque yo soy muy aficionado a la pintura y su libro A la pintura es especialmente interesante. No fui capaz de conectar aquella presencia suya en Arco con la literatura y me arrepiento muchísimo."