«Hay cosas beneficiosas. Nos iremos a vivir, los que sobrevivamos, a sitios perdidos, a cuevas en las montañas y nos dedicaremos otra vez a hacer literatura oral. Siempre me contaba José Luis Alonso de Santos que la literatura comenzó el día que unos cuantos cazadores, a la vuelta de la caza, se reunían en torno al fuego y el más débil del pueblo que era el más torpe, el que no sabía cazar, se había inventado historias para que los cazadores se entretuvieran.»