Una historia contada en tres momentos precisos de una vida, el recurso de la autora para no abandonar el tiempo corto del relato, pero con la continuidad del desarrollo de un caracter, el de Lucia Laborda, mientras descubre el mundo, y con un sutil telon de fondo en el que el marco familiar aparece apenas esbozado, pero lo suficiente como para hacernos sentir que, a fin de cuentas, por el camino de la existencia vamos solos, desde el comienzo. Narrado en un tono de relato de aventuras, Aranguren parece reflexionar sobre el sentido de la misma y concluir que, a fin de cuentas, la vida es eso, pura aventura.