El título de la novela hace referencia a una visita que Alejandro hizo al oráculo de Delfos en su juventud, según las crónicas de la época.
Los vaticinios que el oráculo pronunció entonces han permanecido un misterio. Y serían estos vaticinios, recreados por la ficción novelesca de José Ángel Mañas, los que habrían lanzado a Alejandro a la conquista de las grandes civilizaciones de su tiempo en una suerte de huída hacia delante.
Bajo la luz de esta intuición creadora la aventura desmesurada de Alejandro adquiere una dimensión humana que diferencia esta novela de tantas otras sobre el personaje. El vértice de la crónica de las hazañas de Alejandro es aquí el ser humano.