La pulsión de la ya anciana Laura Bauer por una correspondencia huérfana que dirige a Fédor Dostoievski, “allá donde esté”, tiene una motivación profundamente literaria. Laura Bauer es literatura en estado puro: acaricia con sus cartas un vago sueño de posteridad y escribe porque, más allá de registrar sus vivencias, necesita explicarse a sí misma.
Laura Bauer comparte con el autor de Crimen y castigo la pasión y compasión por los dramas humanos, estados de ánimo contradictorios y tormentas interiores que, como el escritor ruso, apenas deja entrever, aunque hayan dejado profundas huellas en su biografía.
Por las páginas que esta lúcida amante de la música y las letras mecanografía en su vieja máquina de escribir desfila una variada galería de personajes que puntean su vida, pero también irrumpen ausencias, silencios… y la sombra de las palabras que nunca se pronuncian ni se terminan de escribir.
Mi querido Dostoievski es una novela epistolar e intimista que tiende un puente entre las literaturas del siglo XIX y XXI con la Europa del siglo XX como telón de fondo.