Mariquita

por Miguel Ángel de Rus

Conocí la obra de Juan García Larrondo cuando ganó el premio Marqués de Bradomín –para autores teatrales jóvenes– en 92, año en el que quedó por delante de Borja Ortiz de Gondra –quien ganaría 3 ediciones después–, aunque sólo puede  leer el texto de Mariquita aparece ahogada en una cesta  cuando fue editado por el Injuve.

Sucedieron en el premio a Juan García Larrondo brillantes autores como Yolanda Pallín, Paco Zarzoso, Antonio Morcillo, Eva Hibernia, Itziar Pascual, Antonio Rojano… Mientras, por esas cosas de la vida, la burocracia y el destino, el libro que recogía la Mariquita, de Juan García Larrondo zozobró en sótano inundado del ministerio y de la obra nada más se supo a pesar de ser una tragicomedia que ya hubiera querido para sí el propio Pedro Almodóvar.

Tras ser abandonada por su marido, Mariquita Vargas se hunde en una depresión. Sin recursos, sin cariño y desesperada, decide prostituirse, con tan mala suerte que se ve envuelta en un altercado y unos moros acaban lanzándola al mar junto con una cesta de ropa sucia. Obviamente se ahoga, pero la Virgen María aparece milagrosamente y la resucita por un periodo de tres días con la condición de que perdone a sus agresores, a su marido y a todas las personas de su entorno que jamás hicieron nada por ayudarla. Tras el prodigio, la Virgen retorna al Cielo acompañada de su cohorte de angelitos y abandona el cadáver –otras vez con vida– de Mariquita en su propia casa. Es entonces cuando la mujer se despierta sin recordar nada de lo que ha pasado y comienza la que, sin duda, será la más surrealista, divertida y, a la vez, más trágica expiación de su recién estrenada breve vida…

Como no podía ser que esta obra malhablada, salvaje y barriobajera, con aires de Valle Inclán, Francisco Nieva y el propio Almodóvar, se convirtiera en papel mojado, la primera vez que el azar me deparó hablar con Juan García Larrondo, sirvió para decirle que quería publicarla. Pero nada… se ve que estaba maldita, como la propia Mariquita. Tuvieron que pasar algunos años, tuvo que ganar el autor el Premio El Espectáculo teatral con Agosto en Buenos Aires, para que ediciones Irreverentes tuviera el placer de editar esta obra que pudo salir a la luz en los años en los que en España aún parecía que había libertad, o éramos más ingenuos, o menos cobardes, o estábamos menos muertos. Si la llega a publicar ahora, habría colas de censores y Torquemadas recogiendo firmas en Change.org para retirarla del mercado, o para quemar al autor. Puedes que, incluso, esté sucediendo y no nos enteremos. Quién sabe, España está tan gris…

La Mariquita de Juan sale en el volumen de Ediciones Irreverentes titulado Comedias selektras,  junto a su continuación, La cara okulta de Selene Sherry. Por su originalidad y exhuberancia, ambas composiciones nunca han dejado indiferentes a seguidores del Teatro tanto Sacro como Profano. Larrondo, autor de reconocido prestigio literario, es un virtuoso constructor de dramas admirado también por cultivar con idéntica brillantez el género humorístico y la farsa contemporánea, especialmente en este par de célebres y divertidísimas comedias. Tanto en una pieza como en otra, aparte de su fantasía y del mensaje argumental de amor y tolerancia, lo que más sorprende es la riqueza de sus personajes. Buena parte de estos se presentan de forma estereotipada respondiendo a veces a un modelo social o a un cliché preestablecido. Sin embargo, pronto acaban tomando vida propia y humanizándose hasta salirse literalmente del Teatro. El sentido del humor constante hace que estos "tipos" se rían de su propia sombra y, lo que es aún mejor, nos hagan reír también a nosotros mismos, ayudados por unos textos que recuerdan a los mejores "Antiteatros" de Valle-Inclán o a las "Renovaciones Melodramáticas" del Pedro Almodóvar de sus primeros largometrajes, con cuyo universo estas obras han sido comparadas. 

Como editor de Ediciones Irreverentes, junto a obras más comerciales, tengo a veces el gusto de sacarme de la manga unos textos de Botho Strauss, de Francisco Nieva, de Pirandello, de Jonas Hassen Khemiri, de Olga Mínguez Pastor, de Chema<

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