Antes de que se me olvide, dentro de unos meses cientos, miles o incluso (ojala) cientos de miles de lectores creerán haber leído “Recado de un muerto”.
Y estarán equivocados.
En un mundo tan superdigitalizado y computerizado como el nuestro, al alcance únicamente de super-ratón, no hay libro que tenga el menor sentido si no se lee “en red” y conectado al rizoma…, ya sabéis: la gran mente universal (tan listísima ella, que nos ha preparado con esmero esta crisis para que no nos aburramos y disfrutemos de un montón de oportunidades), ese Gran Hermano Autoayudado, en fin, que somos todos y ninguno, en el colmo de nuestra cibernética estupidez.
Pues nada, hombre, ahí van las claves para leer de verdad esta historia:
El primer capítulo sería muy conveniente acompañarlo del Carmina Burana, de Orff. No os doy ningún link porque está muy fácil en youtube.
En la página 161 encontraréis una referencia a James Stewart y a cierta escena de una película de Hitchcock. No he encontrado la escena concreta, pero si queréis saber de qué gran clásico se trata y dejaros envolver por su atmósfera, que armonizará –espero- con la de la narración, podéis pinchar aquí:
Para complementar la lectura de los pasajes en los que se alude a temas científicos como el bosón de Higgs (pag 57), la teoría de cuerdas (pag 112) o el multiverso (pag 164), os recomiendo, por lo menos, la correspondiente visita a wikipedia.
En la página 114 será imprescindible la audición de algo de Leonard Cohen. Preferiblemente, “Dance me to the end of love”.
Para el atraco y sus tremendas derivaciones iría bien “Happiness is a Warm Gun”, o tal vez “A Day in the Life” –Beatles, por supuesto-.
Al comenzar la sección “domingo-lunes” (pag 167) será asimismo ineludible que escuchéis alguna canción de mi admirada Alaska. Por favor, siempre descargas legales.
Si sentís curiosidad por el paisaje en el que se desarrolla el último tramo de la narración, podéis pinchar aquí:
http://www.panoramio.com/photo/78386612
Y aquí:
http://es.wikipedia.org/wiki/Playa_de_la_Torre_Derribada
Y para acompañar los párrafos finales me permito prescribiros, como no puede ser de otra manera, el Réquiem de Mozart. En concreto, “Lacrimosa”.
Los que decidáis piratear el libro (después de todo, no solo un puñado de políticos y empresarios corruptos van a tener derecho a ser tramposos y ladrones) os perderéis el placer y la diversión de saltar de la pantalla al papel, de acariciar las páginas con las yemas de los dedos y de oler de vez en cuando la cola que las mantiene unidas. Por fortuna creo que mis lectores son personas de gran calidad humana. Es decir, personas decentes que aprecian los libros.
