
Políxena, Mirtale, Olimpia y Estratonice: fueron los cuatro nombres de la madre de Alejandro Magno.
Aunque sobre ella hay mucho escrito, como de pocas mujeres de la Antigüedad (sabemos de su obstinada persecución a los que intentaron con éxito acabar con su linaje), no nos es posible acercarnos a su figura histórica como lo podríamos hacer con su hijo o su marido: una mujer en esa época no formaba parte de los acontecimientos; los padecía, y pocas veces los protagonizaba, salvo que tuvieran relación con algún hombre.
La vida de Olimpia llama la atención porque fue madre y esposa de los monarcas que cambiaron el mapa político de la Grecia del siglo IV a.C., no exclusivamente por ella.