Apurar cielos pretendo, supongo que ya lo sabéis.
(Es pura fórmula, un modo de comenzar como otro cualquiera…, pero cunda el pánico, si Arrabal quiere.)
Como llevo algún tiempo sin asomarme a esta, mi ventanita preferida, he pensado en exponer aquí, donde no me ve casi nadie, alguna perla de las que guardo en mi cofrecito. Encuentro muy propicio este lugar para toda clase de confidencias y experimentos.
Por ejemplo, este secreto que sin embargo estoy dispuesto a vocear por las esquinas: acabo de leer “Intento de escapada”, de Miguel Ángel Hernández. Hace ya algunos años publiqué una reseña en El Kraken del primer libro de este autor. Y la firmaba yo, nada menos. Allí decía que le auguraba una larga y fructífera carrera verdaderamente literaria. Celebro no haberme equivocado. La lectura de esta novela, publicada por Anagrama, confirma la idea de que Miguel Ángel Hernández está llamado a ser uno de los intelectuales y narradores de referencia para su generación.
Por cierto, hablando de referencias generacionales, aquí tenéis un link con el verdadero grupo Divine. Quiero decir, el grupo realmente existente en el que me basé para estructurar en su día la trama de Los asesinos lentos:
