Una derrota compartida es siempre la mitad de una victoria
Por separar mis piernas baobab
a menos veinte llegas
con tu aliento amoniacal
y tu culebra verde
a menos cuarto
tu decir oleaginoso
varón estricto que por mirarme explora
a menos diez
mi rendición de hembra
y a las en punto dos comas suspensivas
dos cuerpos que dóciles se entregan
antigua soledad sin cauce
yuxtaposición del tedio.