«Las cartas que debía» es una extraordinaria muestra de repaso vital, de ajuste de cuentas con el tiempo vivido y la conciencia, escrito siempre bajo la luz de un poema irónico, intenso, sugerente y apasionado.
Todo cuanto llaman nostalgia compartida
Un collar de perlas
para anudar tu cuello con el mío
un lunar a lo Casilda un poco más abajo
una nalga hidráulica que todo lo permita
colmando inexpresiva mi apetito
una media celeste
un pezón al que no asuste su abandono
y una falda trágica
izada a más de más de lo más alto.