Pedro Lazaga destacó en el territorio de la comedia desde finales de los años cincuenta hasta su prematura muerte en 1979. La gran mayoría del casi centenar de películas que dirigió fueron sonados éxitos comerciales y algunas, además, obtuvieron recompensas oficiales. Sin embargo, el centenario de su nacimiento pasó prácticamente desapercibido y, salvo por un puñado de títulos – «La ciudad no es para mí», «Los tramposos», «El turismo es un gran invento» o «Sor Citroen» – recuperados a caballo de la nostalgia y la sociología, su obra carecía hasta hoy de un estudio pormenorizado.
Gracias al archivo familiar, este volumen ofrece además un relato completo de las vicisitudes por las que pasó antes de poder dedicarse sin reservas a su gran pasión: el cine.