Podemos hablar de las heroínas y antiheroínas que aparecen, en este tiempo, en el recién nacido arte cinematográfico. Trabajando directamente con la imagen el cine permite exponer sin necesidad de matices ese imaginario. Cuando la mujer es heroica lo es porque encarna el papel de alguna de sus “hermanas” de la historia. De lo contrario, será “la chica de la película”, la que repite con insistencia elementos territoriales de lo que la sociedad espera de ella: será soñadora, enamoradiza, o simplemente mala. Será guapa y será feliz gracias a eso, o será fea y, como corresponde, infeliz; como mucho, simpática y cuidadora de todos los demás, a los que hará felices por su carácter alegre y entregado. El cine tuvo que hacer el mismo recorrido que la sociedad donde nacía, y tuvimos que esperar mucho tiempo para que se recogiera en guiones la otra cara, la otra voz. Hizo falta que también las mujeres se pusieran tras la cámara, o que escribieran los guiones para que el cine comenzara a contar con las mujeres y su mundo, con las mujeres y su universo. Porque no sé si el Arte tiene “cuerpo” y por ello hay “distintos cuerpos”, pero desde luego los artistas y las artistas sí lo tienen. Y han sido educados desde lo que el cuerpo personal y el social imponen…