Lo que España le debe al Rey Juan Carlos (en dólares)

por Rafael Balanzá

En un libro de reciente publicación (“El secreto de Franco”, Renacimiento) el historiador Guillermo Gortázar –así, con g- nos explica que el dictador Francisco Franco no pretendió nunca asegurar la continuidad de su régimen, sino que, por el contrario, era partidario de una profunda reforma política, objetivo para el cual dotó de plenos poderes a su sucesor. Los cincuentones recordamos sin dificultad el contenido de la misiva del Caudillo, leída por Arias Navarro en televisión: “Os pido que rodeéis al futuro rey de España, don Juan Carlos de Borbón, del mismo afecto y lealtad que a mí me habéis brindado.” Lo que al parecer nos cuenta el libro –por lo que la prensa ha desvelado, ya que todavía no lo he leído- no es, en esencia, nada que no supiéramos. El propio emérito reveló hace muchos años que Franco le dijo una tarde, paseando por los jardines de El Pardo: “Usted no podrá gobernar como yo…” Así que… blanco y en botella. Franco sabía muy bien que su régimen no le sobreviviría, y hoy disfrutamos –es un decir- de una democracia casi otorgada por el propio dictador, a modo de regalo póstumo. García Trevijano pasó años denunciando la falacia constituyente que entrañaba aquel marmóreo y eufónico “de la ley a la ley, a través de la ley”, de Torcuato Fernández Miranda, divisa que inspiró la reforma política.

El libro al que me refería en el primer párrafo de este post lo he descubierto gracias a un viejo conocido de Alicante que es militante de VOX y, como sabe muy bien que yo me escoro hacia la izquierda –suelo definirme como un socialdemócrata liberal, que viene a ser hoy sinónimo de nefelibata-, le encanta tocarme las gónadas recordándome todo lo que, según él, les debemos a Franco y al emérito. Hace unos meses me detalló por email lo que le debe España a Juan Carlos. Y no en términos morales, no…, sino en dólares constantes. Hay que admitir que sus cálculos eran alucinantes. Si aquel 23 de febrero de 1981 –aduce mi corresponsal- el rey se hubiera puesto de parte de los golpistas, es más que probable que se hubiese producido un enfrentamiento armado, y tal vez, incluso, una nueva guerra civil. No sé exactamente por qué procedimientos de extrapolación de datos y cálculo de probabilidades, sostiene que dicha conflagración se habría saldado como mínimo con unos 250.000 muertos. (Según él, ese cálculo resulta más bien prudente, ya que la guerra que terminó en el 39 se cobró el doble de víctimas). Y continúa su especulación señalando que si se valora en unos cien mil euros cada vida –cifra aproximada de una indemnización por homicidio- estaríamos hablando ya de un total de 25.000 millones, a los que habría que añadir todavía los gastos de la reconstrucción. Teniendo en cuenta que la fortuna del monarca se calcula en unos 2.000 millones… deduce que España debe todavía al rey exiliado unos 23.000 millones, como mínimo. Disparates aparte, no deja de ser chocante que los dos partidos extremistas estén de acuerdo en que la Transición fue un regalo de Franco. Puede que tengan razón. No es que se hiciera mal, es que se hizo como que se pudo, y sería una estupidez intentar rehacerla; casi tanto como volver al 36. Más nos vale remar, para no ser como esos botes de Scott Fitzgerald, “incesantemente arrastrados hacia el pasado.” 

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